El desarrollo motor del niño y su influencia en la lectoescritura

El desarrollo motor del niño y su influencia en la lectoescritura

En el proceso de la lectoescritura juega un papel fundamental el desarrollo motor del niño. Este comienza desde su nacimiento y se perfecciona durante los primeros años de vida o la infancia.

Además, se asocia con habilidades que deben adquirirse antes de iniciar el proceso de lectoescritura. Por lo que desde temprana edad los padres pueden estimular y contribuir a su adecuado desarrollo desde la crianza y el hogar.

Como diría Estremera, L. (2015):

“el ser humano nace inmaduro (…) se considera que en el desarrollo del cerebro, la gestación dura 21 meses, los 9 que está en el útero, más 12 bajo el cuidado de un adulto”.

Partiendo de esta idea se puede afirmar, que la etapa de desarrollo más importante del ser humano ocurre durante los primeros años de vida.

En éstos se dan una serie de aprendizajes y adquieren habilidades producto de procesos cognitivos, neurológicos y motores que deberán desarrollar. Debido a que más adelante jugarán un papel fundamental para la lectoescritura.

¿Qué es el desarrollo motor del niño?

El desarrollo motor del niño es el proceso mediante el cual de forma continua y secuencial, el niño adquiere el dominio o control de los movimientos de su cuerpo para lograr una mayor independencia.

Involucra la maduración, el crecimiento y el aprendizaje. Estos movimientos al inicio son simples y desorganizados pero con el tiempo se vuelven habilidades más complejas y organizadas. Esta serie de cambios a nivel motriz ocurren durante toda la vida.

Los primeros años: Desde el nacimiento hasta que comienza a andar

Según Ferré y Ferré (2005), citado por Estremera, L. (2015), “desde el nacimiento el niño aprende una serie de movimientos que influyen sobre su desarrollo motor”.

Como lo son:

  • El mantenerse tumbado boca arriba.
  • Voltearse y colocarse boca abajo.
  • Rodar.
  • Girar la cabeza de un lado a otro.
  • Coger objetos.
  • Observarlos y explorarlos.
  • Girar alrededor del ombligo.
  • Desplazarse reptando.

“(…) Al principio el reptado será simétrico usando ambos brazos a la vez, para más tarde ser contralateral, como cuando se gatea o se anda. Es decir, el brazo se adelanta con la pierna contraria.

Este patrón cruzado es una función neurológica que hace posible el desplazamiento corporal organizado y el equilibrio del cuerpo. Es sumamente importante para el futuro (…)”.

Al gatear “(…) empieza a percibir el espacio en tres dimensiones y a desarrollar la convergencia visual y el enfoque de los ojos (…)”, colocarse de pie con apoyo y dar sus primeros pasos.

Esta secuencia de movimientos que el niño aprende desde su nacimiento hasta que empieza a andar, influirá posteriormente sobre la lectoescritura y sobre el desarrollo de su lenguaje.

Por lo tanto, la manera en la que como actúes como padre durante los primeros años de vida, es fundamental en el desarrollo motor del niño.

El gateo y la lectoescritura

Aunque hay niños que saltan esta etapa, por lo general comienzan a gatear entre los 6 y 9 meses.

Varias investigaciones han demostrado que el gateo contribuye a la adquisición de habilidades que impactarán posteriormente en la lectoescritura.

Especialmente la motricidad fina, habilidad asociada con los movimientos para escribir. Su importancia radica en que:

  • El reptado y el gateo con patrón cruzado hace posible el desplazamiento corporal organizado y el equilibrio del cuerpo.
  • Conecta ambos hemisferios cerebrales (derecho e izquierdo).
  • Desarrolla la convergencia visual y el enfoque de los ojos.
  • Al gatear, se establece una distancia entre el ojo y la mano, similar a la que luego se tendrá a la hora de leer o escribir.
  • La palma de la mano adquiere la suficiente sensibilidad para poder controlar el trazo de la escritura en el futuro.

¿Cómo estimular el desarrollo motor del niño?

En relación a la serie de movimientos que realiza y aprende el niño desde que nace hasta que comienza a andar, algunos autores sugieren que lo más recomendable es no interferir de manera innecesaria en el desarrollo motor del niño.

Para Ferré y Ferré, citado por Estremera, L. (2015),

“si forzamos o aceleramos este proceso, obligando al niño a tomar posiciones de manera prematura y para las cuales no se encuentra preparado (como voltearse, sentarse o ponerse de pie), se empobrecerá su capacidad de balbuceo y retrasará la organización del lenguaje”.

Por lo tanto, lo más recomendable es darle al niño libertad de movimiento. Y que sea éste, quien a través de sus propios medios y sin intervención del adulto, aprenda y desarrolle esta serie de secuencias.

Las cuales lo harán un niño más seguro e independiente. El mejor espacio para que esto se lleve a cabo es en el suelo, por supuesto, tomando las previsiones necesarias para evitar riesgos o peligros.

En el desarrollo motor del niño existen dos habilidades: las motoras gruesas y las finas. Muchas de estas actividades son espontáneas, las realizan los bebés en contacto con el entorno y los padres como dar palmas y coger objetos.

En la medida que el niño crece, mejora y perfecciona estas habilidades. Ambas pueden ser estimuladas desde temprana edad a través de diferentes actividades.

Desarrollo motor

Habilidades motoras gruesas

Tiene que ver con la serie de movimientos que involucra la activación de grandes grupos musculares de todo el cuerpo.

Es decir, con movimientos que no requieren precisión como correr, brincar o saltar, lanzar o patear una pelota.

Así como con caminar sobre una línea curva o recta dibujada en el piso o caminar y hacer algo con los brazos al mismo tiempo. Por ejemplo, subirlos y bajarlos.  

Esta puede estimularse a través de diferentes juegos y actividades como los que encontrarás aquí: Cómo desarrollar la motricidad gruesa en los niños.

Habilidades motoras finas

Esta tiene que ver con la coordinación de los movimientos de músculos pequeños, como los dedos en combinación con lo que observan los ojos.

También, con la manera en la que se toma el lápiz y la presión del mismo para realizar trazos.

Implica el perfeccionamiento del movimiento y precisión. Puede ser estimulada a través de actividades como las que encontrarás aquí: Cómo desarrollar la motricidad fina en la infancia.

En conclusión, si leímos el artículo con atención podemos entender cómo el desarrollo motor del niño que empieza a desarrollarse desde su nacimiento, influirá más adelante en el aprendizaje de la lectura y la escritura.

Por lo que como padres, es muy importante saber discriminar los momentos en los que se puede intervenir para ayudar al niño. Evitando ser un obstáculo para su desarrollo. Ten en cuenta que estará en constante aprendizaje y qué necesitará mucho de ti.

Te invito a que dejes tu comentario si te ha parecido interesante el artículo y compartas para que llegue a otras personas.

Karen García

Karen García

Docente Orientadora con Maestría en Psicología Educacional y redactora freelance… Comprometida con la educación de niños, niñas y adolescentes desde hace más de 10 años.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *